Me encantan estos días, en donde veo una sociedad más consciente de las diferencias y partícipe a la vez; aunque a veces sea solo como un tópico a comentar y no sentirse excluidos, y otras veces, sea en realidad, por ser vida pura en el acto; y de este último punto, considero que en las últimas décadas, los padres de familia han tenido una gran evolución.
Hace 20 años, todavía veíamos a los papás como los “jefes de la familia”, aquellos hombres distantes que proveían el sustento económico del hogar.
Era común ver el grueso de las familias configuradas por un papá que salía temprano a trabajar, una mamá que se quedaba en casa al cuidado de los hijos (vestirlos, bañarlos, darles de comer, estar al pendiente de ellos, llevarlos a la escuela, etc., etc.) y unos niños que veían su figura paterna como el ser a quien hay que respetar por el hecho de ser el papá.
La modernidad, la lucha consciente de los derechos de la mujer, la crisis económica, y muchos otros factores, han hecho que esa configuración familiar cambie; y en mi perspectiva, para bien.
Cada ves leo, veo, escucho y conozco más papás involucrados en la familia. Comentarios de padres presentes, desde el momento del nacimiento del hijo, el intervalo del crecimiento y las etapas de papillas, cambios de pañales, lavadas de ropa sucia; hasta el acompañamiento de adolescentes. Papás aprendiendo a peinar a sus hijas, dejándose pintar las uñas. Papás corriendo a la meta sus hijos en el beisbol. Papás ayudando a madres de familia en el aseo, la alimentación, el acompañamiento a la escuela. En resumen: papás presentes.
Hoy, festejamos a esos papás; que están ahí para sus hijos y familia; que disfrutan (y algunas veces sufren, como todo en la vida), el proceso de crianza – aprendizaje que viene adherido al hecho de ser papá.
¡Feliz día del padre!
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